Hoy, termina una etapa de entregada labor que trajo consigo mucha satisfacción, pero también muchos frutos que dieron consuelo, asistencia social y ayuda que mejoraron la calidad de vida de las personas en situación de vulnerabilidad en todo el cantón Mera.
Mi corazón entero se queda con cada una de los cientos de personas que pudimos ayudar, brindando alivio a sus cansados cuerpos y consolando sus afligidos corazones.
Me voy muy agradecida de lo aprendido, y es que siento que recibí más de lo que pude dar; me quedo con la sonrisa de los niños a quienes entregamos útiles para que puedan ir a la escuela, la mirada de profunda alegría de los abuelitos a quienes atendimos en sus necesidades y con los miles de gestos de agradecimientos de todos a quienes pudimos ayudar.
Dejamos un Patronato Municipal equipado, con instalaciones funcionales y servicios al 100%.
Esta, no es una despedida, y es que el trabajo social no tiene una fecha de caducidad, el ayudar al prójimo es una acción que no está condicionada a un cargo temporal, es una condición del ser humano en virtud de ayuda al más necesitado.
Mi compromiso con la labor social no desmayará, sin importar el lugar o las circunstancias en las que me encuentre.